Ciencia
La numeración maya
Los antiguos mayas utilizaron un sistema vigesimal que permitía expresar los numerales de dos maneras distintas: con barras y puntos (un punto siempre tenía valor uno y una barra, valor cinco) y a través de signos glíficos con forma de cabeza (cefalomorfos). La expresión de los números hasta el 19 se realizaba gracias a la combinación de barras y puntos, mientras que para cálculos y notaciones superiores a la cifra 19 se empleaba un sistema posicional, en que las unidades aumentaban de valor según la posición que iban ocupando en el eje vertical, de abajo arriba. 
El calendario maya
Las distintas civilizaciones que poblaron a lo largo de la historia el territorio mesoamericano compartieron la estructura del calendario como base a partir de la cual podían establecer su cronología y como sistema que permitía registrar de algún modo el paso del tiempo. En este contexto, los mayas dieron sin duda un paso de enorme trascendencia en la medición del devenir temporal, y su notación calendárica es una muestra cabal de la inteligencia humana. Gracias a la aritmética posicional, los mayas, por medio de operaciones simples de adición y sustracción, generaron el impresionante despliegue de notaciones que permitió a su cultura disponer de una cronología propia.
El mecanismo maya del cómputo del tiempo es uno de los más complejos y precisos que se conocen en la historia de la humanidad. Junto con los calendarios romano, cristiano y musulmán, es uno de los pocos que poseen el sistema de fijar un año cero como punto de partida original. Esa fecha cero corresponde en nuestro calendario al 10 de agosto del año 3113 a.C.
Los dos ciclos del calendario
Los mayas disponían de un ciclo ritual llamado tzolkin o «cuenta de los días», que combinaba 13 números con 20 nombres (de modo que sus notaciones se repetían cada 260 días), y un año profano de 365 días al que denominaban haab. El calendario ritual estaba basado en el tiempo de gestación humana y servía para determinar la vida del individuo en la comunidad. Tanto en un ciclo como en el otro, cada día tenía su divinidad protectora.
El ciclo haab o año oficial estaba formado por 19 divisiones: 18 eran resultado de la combinación de los 20 números correspondientes a los días con 18 nombres diferentes para cada uno de los meses (pop, uo, zip, zotz, tzec, xul, yaxkin, mol, chen, yax, zac, ceh, mac, kankin, muan, pax, kayab y kumku), lo que daba un total de 360 días. Los cinco días restantes constituían el decimonoveno mes o uayeb; tales días (los xma kaba kin, «días sin nombre», o chay kin, «días perdidos») eran los peores del año.
El calendario maya
Las distintas civilizaciones que poblaron a lo largo de la historia el territorio mesoamericano compartieron la estructura del calendario como base a partir de la cual podían establecer su cronología y como sistema que permitía registrar de algún modo el paso del tiempo. En este contexto, los mayas dieron sin duda un paso de enorme trascendencia en la medición del devenir temporal, y su notación calendárica es una muestra cabal de la inteligencia humana. Gracias a la aritmética posicional, los mayas, por medio de operaciones simples de adición y sustracción, generaron el impresionante despliegue de notaciones que permitió a su cultura disponer de una cronología propia.
El mecanismo maya del cómputo del tiempo es uno de los más complejos y precisos que se conocen en la historia de la humanidad. Junto con los calendarios romano, cristiano y musulmán, es uno de los pocos que poseen el sistema de fijar un año cero como punto de partida original. Esa fecha cero corresponde en nuestro calendario al 10 de agosto del año 3113 a.C.
Los dos ciclos del calendario
Los mayas disponían de un ciclo ritual llamado tzolkin o «cuenta de los días», que combinaba 13 números con 20 nombres (de modo que sus notaciones se repetían cada 260 días), y un año profano de 365 días al que denominaban haab. El calendario ritual estaba basado en el tiempo de gestación humana y servía para determinar la vida del individuo en la comunidad. Tanto en un ciclo como en el otro, cada día tenía su divinidad protectora.
El ciclo haab o año oficial estaba formado por 19 divisiones: 18 eran resultado de la combinación de los 20 números correspondientes a los días con 18 nombres diferentes para cada uno de los meses (pop, uo, zip, zotz, tzec, xul, yaxkin, mol, chen, yax, zac, ceh, mac, kankin, muan, pax, kayab y kumku), lo que daba un total de 360 días. Los cinco días restantes constituían el decimonoveno mes o uayeb; tales días (los xma kaba kin, «días sin nombre», o chay kin, «días perdidos») eran los peores del año.
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